CORIA ADELA
Capítulos de libros
Título:
La cuestión de la disciplina escolar y la didáctica. Una lectura desde Phillippe Meirieu
Autor/es:
ALTERMAN NORA; CORIA ADELA; FURLAN ALFREDO
Libro:
Reflexiones sobre la violencia en las escuelas. Coordinador Dr. Alfredo Furlán
Editorial:
Siglo XXI
Referencias:
Lugar: MADRID; Año: 2012; p. 257 - 276
Resumen:
Disciplinar hoy… El presente trabajo busca poner en diálogo algunas ideas acuñadas en la didáctica en tanto discurso especializado sobre la transmisión con la cuestión de la disciplina escolar, retomando para ello referencias históricas, y contemporáneamente, nuestra lectura del enfoque pedagógico de Pillippe Meirieu. Indicios mediáticos, escenas densas y disruptivas en escenarios escolares, voces que pretenden venir en auxilio desde fuera del campo pedagógico, provocaron y también justifican y contextualizan este recorte analítico. Enunciados del estilo “Chicos del secundario piden más disciplina”1 –en alusión a una expectativa de mayor rigurosidad, o a la adhesión a la expulsión por faltas graves- o la percepción docente que “no se puede hacer nada” –es decir, no se puede enseñar- con los problemas de “indisciplina” a los que se enfrentan en sus clases, nos interpelan desde los lugares de discípulos y maestros para indagar la problemática en clave pedagógica y didáctica. La conflictividad en las escuelas no es un tema novedoso. Tampoco situaciones de violencia, que en ciertas circunstancias parecen haberse inscripto en su paisaje cotidiano. Ya disponemos de diversos y también muy dolorosos signos. Desde casos límite en nuestro país como la conmoción de Carmen de Patagones en 2004,2 hasta eventos de intervención policial (espontánea o demandada), golpizas entre chicos y chicas, o de padres hacia docentes, que parecen tender a naturalizarse en escuelas secundarias de Córdoba.3 Pero apelar al discurso jurídico para la regulación de la disciplina escolar con la ilusión garantista del control de los desvíos, y de que con ello, algo de significación tendrá lugar en escuelas y aulas, hoy nos reenvía a discursos y prácticas en la larga duración que creíamos relativamente cancelados. Basta con recorrer algunos significantes estelares que el discurso jurídico traería para la resolución de problemas de estricto orden pedagógico: aplicación de sanción conforme al criterio de reparación de la ofensa y del daño, gradualidad de las sanciones con criterios para merituarlas, posibilidad de reparación material y moral del daño, reincidencia del autor, reconocimiento en la responsabilidad del hecho cometido y arrepentimiento por el mismo, sufrimiento causado a quien fuere víctima de agresión, hechos dañosos, entre otros. Así, bajo el supuesto de llenar vacíos normativos o avanzar sobre normas ya vetustas, se trazan definiciones jurídicas que, formuladas explícitamente y en nombre de la convivencia democrática, ponen en el centro de la escena escolar aquel, el que históricamente ha sido cuestionado como dispositivo de disciplinamiento y disciplinario, agudamente analizado por Michel Foucault en “Vigilar y Castigar” y en “La Verdad y las Formas Jurídicas”,4 y sobre el cual hay sobrada investigación internacional, nacional y local. Es ciertamente tentadora y pregnante la terminología emergente para aludir a la promesa de garantía de la “convivencia escolar”, a través de nuevos métodos, estrategias y perfiles para la mediación y arbitraje ante conflictos suscitados entre pares y con los adultos, o frente a la transgresión de las normas escolares, pero ello deja un resquicio a su conversión en sinónimo de “código de disciplina”, que se autopresente como regulador justo de las relaciones en la escuela, y que pierda la esencia de lo que implica un genuino proyecto de convivencia escolar. “La convivencia escolar opera en el nivel de las prácticas entre los actores y es difícilmente controlable desde un discurso normativo. Alude a formas democráticas de participación y expresión en base al respeto recíproco, al reconocimiento del otro, a la búsqueda de negociaciones y acuerdos”.5 En contraste al discurso jurídico, la interpretación pedagógica de la escuela en el convulsionado y desigual presente pone como eje de reflexión la necesaria constitución de renovados lazos entre generaciones en el proceso de pasaje de una herencia cultural que nos invista como miembros de una comunidad, basados en el imperativo de restituir la noción de autoridad pedagógica, en nada próxima al autoritarismo como tampoco a la idea de dilución del universo normativo. Pensar la problemática de la disciplina reclama no eludir la referencia a las condiciones pedagógicas y didácticas bajo las cuales tiene lugar el acto de transmisión, e interrogarnos sobre el sentido profundo de habilitar relaciones renovadas con el saber y con los otros, a través de formatos escolares e itinerarios de enseñanza sensibles para reconocer a los sujetos a los que están dirigidos y las particularidades de los contextos en que se despliega, que siempre expresan una cuota de conflictividad y son difícilmente regulables con prescripciones, y que desde una perspectiva inclusiva, se esfuerce por no reproducir en la escuela desigualdades injustas en la sociedad. Desde este lugar, político en esencia, transitaremos nuestro recorrido orientados a compartir trazos de las posibles relaciones entre didáctica y disciplina escolar, con la clara intención de restituir a esta última el sentido productivo que nunca debió haber perdido.